Si alguna vez habéis estado en Grecia, es casi imposible que no hayáis probado este delicioso y único plato.
Consiste en capas de carne picada guisada y berenjena, siendo la primera capa (base) de patata.
La berenjena puede ser frita o simplemente hecha a la plancha con muy poco aceite (es como yo la hago), es cuestión de gustos, al fin y al cabo.
Algo interesante e inusual que tiene la moussaka, es que la carne tiene un punto de canela en cu preparación, digo que es inusual, porque generalmente solemos ponerle canela a los platos dulces, pero os prometo que va de maravilla con la carne, eso sí, se pone muy poca.
Os dejo la receta, y ya sabéis que siempre contesto a las preguntas.
Hacedla en casa, que seguro os queda de lujo
Ingredientes:
- 3 berenjenas medianas
2 patatas
- Sal
- AOVE
Relleno:
AOVE
1 cebolla cortada en brunoise
400 gr de carne de ternera picada
½ taza de vino blanco
4 cucharadas de tomate frito
½ taza de agua
1 rama de perejil
Sal y pimienta
Pizca de canela en polvo
Aparte:
2 tazas de salsa bechamel
150 gr de queso para gratinar
Preparación:
Cortamos las berenjenas en rebanadas a lo largo y ponemos bastante sal.
Dejamos unos minutos. Lavamos, secamos y ponemos en las sartén caliente hasta cocinar por ambos lados.
Cortamos las patatas en rodajas de ½ cm, las ponemos en una sartén con agua y AOVE.
Cocinamos hasta que estén casi hechas.
Pochamos la cebolla con AOVE y sal, agregamos la carne y cocinamos hasta que se seque.
Deglasamos con el vino y de nuevo cocinamos hasta que seque, añadimos el resto de ingredientes y cocinamos unos 20 minutos. Dejamos enfriar un poco.
Preparamos la bechamel mientras se enfría la carne.
Montamos la moussaka alternando capas de berenjena y carne. Terminamos con salsa bechamel y queso parmesano u otro queso madurado.
Horneamos hasta dorar. Dejamos reposar antes de comer.
Salsa Bechamel:
Ingredientes:
50 gr de mantequilla
50 g de harina de trigo
600 ml de eche entera
Sal al gusto
Nuez moscada molida un pellizquito
Preparación:
Para hacer salsa bechamel, comenzamos poniendo una sartén al fuego y añadiendo 50 g
de mantequilla. En cuanto se funde, agregamos la misma cantidad de harina y removemos
formando un roux o una pasta. Si vamos a querer una bechamel más fina o más espesa,
podemos alterar un poco esta proporción, aunque yo suelo mantenerla siempre, y con lo
que juego es con la cantidad de leche y con el tiempo de cocción / evaporación.
Una vez bien mezclada la harina y la mantequilla, vamos agregando la leche sin dejar de
remover. Es el momento de cambiar la cuchara de palo por las varillas y así evitaremos
que se nos formen grumos. Clave: ir añadiendo la leche poco a poco, para que no haya
cambios de temperatura.
Puedes conseguir mejores resultados si tienes la leche muy caliente en un cazo y vas
agregando cacito a cacito, sin añadir más leche hasta que la anterior ha sido absorbida
por la masa. Y eso sí, siempre removiendo sin parar, haciendo movimientos circulares
o dibujando ochos en la sartén, para que la salsa bechamel siempre esté en movimiento.
Cuando hayas agregado toda la leche, es el momento de probar y añadir sal y el clásico
toque de nuez moscada, tan característico de la bechamel. Si quieres una bechamel más
espesa, dedica más tiempo y deja que el líquido se vaya evaporando poco a poco
mientras la sartén se llena de burbujas.
Gracias por leerme
Rumiana
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