Hoy os traigo un delicioso dulce de origen polaco (además típicamente se hace para Navidad), de sabor adictivo para mi, porque amo las semillas de amapola. Lo interesante es que las semillas de amapola se cuecen y se trituran, de esta manera se abren y además adquieren un color marrón oscuro parecido al chocolate.
Es súper divertido de hacer pues trabajamos las semillas de amapola de manera un poco especial y literalmente se transforman, yo si pudiera me comía 10 con el café de la tarde.
En realidad se trata de una masa dulce con levadura, que se rellena de la pasta de semillas de amapola y se enrolla cual brazo de gitano, yo en vez de hornearlo completo, lo he cortado en trozos, para hacer rollitos individuales. Lo podéis hacer como más os guste.
Vamos con la receta
Ingredientes:
Masa:
250 gr de harina de fuerza
50 gr de leche entera
1 yema de huevo
1 huevo
50 gr de azúcar blanca
50 gr de mantequilla
7 gr de levadura fresca
5 gr de sal
ralladura de medio limón
*1 huevo adicional para pintar
Relleno:
150 gr de azúcar
225 gr de semillas de amapola
1 clara de huevo
35 gr de mantequilla
15 gr de almendras laminadas
ralladura de una naranja
Preparación:
Masa:
Simplemente mezclamos todos los ingredientes hasta obtener una masa homogénea, lisa y brillante, habrá que trabajarla un poco que al principio estará algo pegajosa.
Relleno
Primero cocemos las semillas de amapola en abundante agua durante media hora. Las escurrimos y las procesamos a velocidad alta para romper las semillas, se pondrán de color marrón oscuro. Aparte derretimos la mantequilla, incorporamos el azúcar, la ralladura de naranja y las almendras laminadas. De último, montamos la clara a punto de nieve y la incorporamos con movimientos envolventes.
Un vez que la masa haya doblado su volumen, la vamos a estirar en forma de rectángulo, con unos 3 mm de grosor, arriba vamos a distribuir todo el relleno.
Enrollaremos y sellaremos los bordes. Si lo vamos a hornear completo, habrá que dejarlo crecer unas dos horas para que crezca al máximo fuera del horno y no estalle adentro. También se pueden cortar en forma de caracolas, como he hecho yo y dejarlas levar.
Antes de meter al horno se pinta con huevo (si lo habéis dejado en forma de rollo grande. Se hornean a 180ºC por unos 40 minutos. Hay que dejar enfriar muy bien antes de probar, no os vayáis a quemar. Los podéis espolvorear con azúcar glass antes de servir, pero a mi me parecen tan bonitos así, que los he dejado en blanco y negro.
Se conservan muy bien y bastante húmedos durante varios días.
Así salen del horno.
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